miércoles, 2 de diciembre de 2009

Etapa Preesquemática

Hacia los 4 años el niño/a comienza los primeros intentos conscientes para crear símbolos que tengan un significado.
En esta etapa está buscando lo que posteriormente va a ser su esquema personal por eso se perciben cambios constantes de formas simbólicas.
Los trazos son ahora controlados y se refieren a objetos visuales (que se perciben a través de la vista).
Es ahora cuando aparecen las primeras representaciones de objetos y figuras reconocibles para un adulto, ya que anteriormente, los niños daban nombres a formas totalmente incomprensibles para los mayores.
Generalmente, la primera figura lograda es la humana. Esta se constituye por yuxtaposición, inclusión y combinación de trazos ya dominados con anterioridad. Se le suele denominar "monigote", "cabezudo", "cabeza-pies" o "renacuajo".
La importancia de la representación humana es fundamental durante toda la infancia. Está comprobado que el niño no trata de copiar el objeto visual que pueda tener delante. La causa de que sólo dibuje la cabeza y los miembros, ha suscitado varias teorías: es probable que se esté representando a sí mismo desde una perspectiva egocéntrica del mundo y que trate de dibujar lo que ve de sí mismo sin mirarse en un espejo.
Los dibujos se irán completando con detalles. Al mismo tiempo se organizarán de manera más rígida y convencional.
Hacia los 6 años, dejará de variar y modificar los símbolos representativos, para establecer un cierto esquema de cada cosa, que repetirá continuamente.
En cuanto a la elección del color, Lowenfeld dice que los niños de esta etapa están menos interesados en el cromatismo, que en la forma. Al haber descubierto su habilidad para trazar estructuras que él elige, se deja dominar por esta circunstancia.
Hay poca relación entre los objetos que pinta y su color real. La relación es más sentimental que de otro estilo. Probablemente elija su color favorito para representar a su madre, y un color amarillo para pintar un cuento gracioso, o marrón para una tema triste.
La función del adulto es dar todas las posibilidades para que la criatura experimente, no debe nunca decir que el cielo es azul y no verde. Debe permitir que el niño descubra por sí mismo, sus propias relaciones afectivas con el color y su utilización armónica en los trabajos que realice.
Entre niños de esta edad, el espacio es entendido como todo lo que rodea a la figura principal. Los objetos secundarios representados, "flotan" alrededor de esa figura central porque el niño los enumera y se sitúa él como centro de la organización espacial.
El niño no tiene en esta etapa un plan consciente de trabajo antes de comenzar.

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